Hola, soy Lu! Bienvenida a mi mundo.
Vivo con Lupus y Tiroiditis de Hashimoto. Tengo 9 años diagnosticada de Lupus y 8 con Hashimoto.
En estos años, he pasado por muchas etapas, pero la peor sin duda fue cuando dediqué mucho tiempo -horas, días, noches- a pensar ¡siempre lo peor! En especial, durante los primeros años de mi diagnóstico. Me sentía triste y deprimida, con una ansiedad tremenda; con las emociones a flor de piel.
Sufría mucho de pensar que me iba a morir, que no iba a poder educar a mis hijos, que no iba a poder disfutarlos. También pensaba que seguramente iba a terminar en una silla de ruedas, o postrada en una cama, dependiendo económicamente, siendo una carga para mi esposo y para mi familia.
Las consecuencias de hundirme en estos pensamientos negativos me llevaron a:
- Insomnios, me dormía diario entre las 4 y 5 de la mañana. Te imaginarás a qué hora me levantaba y cómo…
- Me sentía por lo tanto agotada todo el tiempo y no estaba en la frecuencia correcta para poder sacar adelante mis responsabilidades como madre, esposa, empleada…
- Estaba siempre en crisis total emocional, por lo que mi crisis Lúpica no se dormía. Mis emociones negativas estaban desatadas. Me hacía las preguntas incorrectas, me enfocaba en lo peor y vivía con el corazón apachurrado.
- Siempre he sido muy responsable, entonces trataba de seguir como si no pasara nada, por lo que llegaba fácilmente al agotamiento total, a sentirme al límite y caía en cama a cada rato. Tenía la creencia negativa de que descansar era improductivo y por lo tanto no podía permitírmelo.
- Luego, irónicamente, acabé en un burnout en el que me decía constantemente- para qué planeo, para qué sueño si de todas formas no voy a poder hacerlo, ya no puedo hacer nada de lo que sueño.
- Hubo momento en lo que dejé que me afectara lo que los demás pensaran de mi y de lo que vivía. Si me creían o no me creían de que estaba enferma, de que me sentía mal o lo que fuera. Consumía y perdía mucho tiempo pensando esto.
Hasta que un día decidí tomar el sartén por el mango.
A partir de ese momento, he llevado las riendas de mi vida como nunca, también las de mi enfermedad. Me puse en acción y logré recuperar mi energía, mi sueño, mejorar mi salud, vivir con alegría y al máximo posible, cortar las crisis generadas por emociones negativas, salir de los ciclos de autodestrucción y comenzar a vivir mi vida sin que mis enfermedades crónicas tuvieran el control.
Decidí pues, ayudar a otras mujeres con enfermedades crónicas y con lupus a adaptarse a vivir con esta enfermedad, a ser felices con todo y los retos que nos trae, desarrollarse integralmente y recuperar su poder personal. Todo esto a través de las herramientas que he aprendido en estos casi 10 años de diagnóstico, las cuales ayudan a priorizar la salud y el auto cuidado, a tener una mentalidad positiva, a vivir y practicar hábitos de bienestar; todo esto para tener menos estrés crónico y vivir una vida feliz.