Van ya varias publicaciones con las que me encuentro, acerca de cómo las personas se sienten más frustradas con su propias vidas, así como con la necesidad de publicar más sobre lo que realizan, como resultado del seguimiento natural que otorgan las redes sociales en sus feeds. «Los investigadores lo atribuyen a que el acceso a noticias positivas y a perfiles de amigos que parecen tener una vida llena de éxito favorece la comparación social.»
Este estudio revela lo que por años nos ha afectado a los seres humanos, pecado capital para todos. ¿Quién no ha sentido algo de envidia en su vida?
Lo que es cierto es que tenemos que tener mucho cuidado con ella. La envidia, hace que en lugar de darte cuenta de todos los regalos que la vida te ha dado, te centres en tus inseguridades y en los regalos que la vida le ha dado a otros.
Para luchar contra la envidia es importante no perder de vista todo lo que se nos ha dado para ser feliz.
Mientras nos comparamos con los demás, podemos estar perdiendo de vista que frente a nosotros hay personas que nos aman, amigos que darían la vida por nosotros y grandes oportunidades en el camino esperando ser recorridas.
En la vida no faltarán las personas que nos van a compartir sus logros, viajes, alegrías ya que finalmente, de eso se trata: compartir lo que hemos vivido y aprendido con los que queremos. No te claves, no guardes en tu corazón celos contra los logros de los demás. Mejor, comparte también tus logros, tus deseos, lo que vas llevando a cabo. Pero cuidado, no lo hagas por presumir, sino por el gusto, la alegría de que otros den gracias contigo por tantas maravillas que nos ocurren.
Finalmente es un tema de actitud y de enfoque.
Podemos ver los logros de los demás con celo, con envidia… o podemos hacerlo con alegría. Podemos compartir nuestros afanes y experiencias para presumir o para compartir.
Así que cuando escuches esa voz interior negativa que hace que te molestes porque los demás son felices -la voz de los celos-, y esa otra que hace que quieras lo que otros tienen, concentrarte en mirar a tu alrededor y contemplar todas esas bendiciones que tienes: la salud, el trabajo, la familia, los amigos, lo que tienes para darle a los demás y al mundo.
Y si aún así tienes la tentación de pensar que es poco, recuerda todo lo que otros te han pedido encomendar y te darás cuenta de que nada es perfecto, que tenemos que seguir luchando y apoyándonos unos a otros, en lugar de fijarnos tanto en espejismos y banalidades.
Aprendamos a alegrarnos con los demás por sus éxitos y alegrías, así como a apoyarnos cuando las cosas no salen como queremos.
Para más información sobre el estudio de FB y redes sociales: http://mexico.cnn.com/tecnologia/2013/01/22/visitar-facebook-despierta-envidia-y-provoca-tristeza-segun-un-estudio
Para terminar, les dejo una reflexión del Papa Francisco -hombre del año según la revista TIME– sobre la envidia:
«Enérgica advertencia del Papa Francisco contra los celos, la envidia y el chisme». Fuente: Aci Prensa. http://www.aciprensa.com/noticias/energica-advertencia-del-papa-francisco-contra-los-celos-la-envidia-y-el-chisme-66166/
Según señala Radio Vaticano, la reflexión del Papa partió de la primera lectura del día que habla de la victoria de los israelitas sobre los filisteos gracias al coraje del joven David. La alegría de la victoria se trasforma rápidamente en tristeza y celos del rey Saúl ante las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat.
Entonces, “aquella gran victoria –afirmó el Santo Padre– comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa, como ocurrió con Caín, el “gusano de los celos y de la envidia”. Como Caín con Abel, el rey decide asesinar a David.
“Así actúan los celos en nuestros corazones –observó el Pontífice– es una mala inquietud, que no tolera que un hermano o una hermana tengan algo que yo no tengo”. Saúl, “en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse”, “cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura”.
“Los celos llevan a matar. La envidia lleva a matar. Justamente fue esta puerta, la puerta de la envidia, por la cual el diablo entró en el mundo. LaBiblia dice: ‘Por la envidia del diablo entró el mal en el mundo’. Los celos y la envidia abren las puertas a todas las cosas malas. También dividen a la comunidad. Una comunidad cristiana, cuando sufre –algunos de los miembros– de envidia, de celos, termina dividida: uno contra el otro. Este es un veneno fuerte. Es un veneno que encontramos en la primera página de la Biblia con Caín”.
En el corazón de una persona golpeada por los celos y por la envidia, subrayó el Pontífice, ocurren “dos cosas clarísimas”. La primera cosa es la amargura.
“La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amargada: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué cosa sea la alegría, siempre mira ‘qué cosa tiene aquel y que yo no tengo’. Y esto lo lleva a la amargura, a una amargura que se difunde sobre toda la comunidad. Son, estos, sembradores de amargura”.
La segunda actitud, explicó, “que lleva a los celos y a la envidia, son las habladurías. Porque este no tolera que aquel tenga algo, la solución es abajar al otro, para que yo esté un poco más alto. Y el instrumento son las habladurías. Busca siempre y tras un chisme verás que están los celos, está la envidia. Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad”.
“Una persona que está bajo la influencia de la envidia y de los celos mata”, como dice el apóstol Juan: “Quien odia a su hermano es un homicida”. Y “el envidioso, el celoso, comienza a odiar al hermano”.
—Fuertes palabras las del Papa. Llevémoslas a nuestra reflexión personal- Creo que nadie nos salvamos de la envidia. Pues a luchar!