Hoy fue un pésimo día para la comida saludable. Desde ayer que comenzó el «buen fin» (una mala imitación del Black Friday basada en los goles a meses sin intereses en las tarjetas de crédito), hemos evadido salir al tráfico y a las tiendas abarrotadas… Pero ya no tenemos nada de comida en casa!
He roto la regla de oro: tener siempre en casa comida saludable, disponible para todos.
Terminamos comiendo una pizza.
Para los niños pude improvisar una rica pasta con tomate, mi nena se sirvió tres veces, me sentí orgullosa de poder darle algo que le pareciera rico. En fin, el día concluyó con unos burritos de frijoles de la tienda de la esquina.
Ni modo, por más que hemos querido evadir salir, mañana tendremos que ir al super en algún momento.
Dirán que siempre acabo igual pero, la verdad es que a volver a echarle ganas. Si de plano ir al super mañana está imposible, viviré de mis licuados de proteína, es mucho mejor que comer mal.