Estuve fuera de la Ciudad por unos días y la pasé increíble. Desafortunadamente, a mi regreso tomé dos comidas fuera de la dieta ordinaria- la pasé muy mal el fin de semana.
Error garrafal número uno. Regresando del viaje -durante el cual había logrado cien por ciento de éxito con el régimen Paleo, sin gluten- tuve la gran idea de pecar el viernes por la noche. Traje del viaje unas cajas de galletas para la familia, unas con y otras sin gluten. Total que se me antojó una galleta «normal» y que me como dos… sufrí.
Luego por qué no, el domingo, comí algo de pasta -la verdad es que estaba de visita muy buena- con el pretexto de que ni modo que le hiciera el «fuchi» a la extraordinaria cocinera. Error fatal número dos.
No les cuento los detalles del domingo que pasé. Lo que puedo decirles que me arrepiento profundamente. Ya es evidente que no puedo hacer ni pequeñas concesiones. Me hizo falta un día extra entre el sábado y el domingo para terminar de recuperarme.
En fin, después de esta metida de pata que me ha costado un fin lleno de mortificación, he comenzado la semana con el pie derecho con mi licuado de proteína sin gluten.
A seguir luchando.